¿De dónde viene la metadona?

 

Pildoras de Metadona

El hidrocloruro de Metadona es un opioide (opiáceo sintético) que fue sintetizado originalmente por compañías farmacéuticas alemanas durante la Segunada Guerra Mundial.

Inicialmente se pormocionó como “Dolofina” y se usaba como un analgésico (para calmar el dolor) para el tratamiento de dolor severo. Aún se usa ocasionalmente para aliviar el dolor.

La metadona se usa ahora primordialmente para el tratamiento de la adicción a los narcóticos. Los efectos de la metadoan duran más que los de las drogas en base a morfina. Los efectos de la metadona pueden durar hasta 24 horas, de esta manera permietiendo su administración solo una vez al día en programas de desintoxicación y mantenimiento de la heroína.

¿Cuánta metadona se toma?

La metadona está generalmente disponible en un jarabe líquido o mezcla de metadona que hay que tragar. A veces se prescriben las tabletas y las ampolletas inyectables, y como muchas otras medicinas algunas de estas drogas prescritas se desvían y se encuentran disponibles ilegalmente.

¿Cuáles son las reacciones adversas de la metadona?

Las muertes ocurren más frecuentemente al principio del tratamiento en los programas de metadona. Son generalmente la cuasa de dosis excesivas (por ejemplo, tolerancia estimada equivocadamente) y afectadas por enfermedades concomitantes (hepatitis, neumonía). La metadona usualmente ocasiona la gama completa de los efectos secundarios de los opiáceos, incluyendo el desarrollo de tolerancia y la dependencia física y psicológica. Las depresiones respiratorias son peligrosas. Las histaminas liberadas pueden causar hipotensión o broncoespasmos. Otros síntomas son estreñimiento, náusea o vómito, pérfdida de la capacidad motora voluntaria, vértigo, edema.

¿Cuáles son los síntomas de una sobredosis de metadona?

El cuerpo como un todo

  • espasticidad muscular

Respiratorio

  • dificultad para respirar
  • respiración lenta, poco profunda y trabajosa
  • respiración bloqueada (algunas veces fatal en cuestión de 2 a 4 horas)

Ojos, oídos, nariz y garaganta

  • pupila puntiforme
  • piel azulada
  • uñas y labios azulados

Gastrointestinal

  • espasmos del estómago y/o del tracto intestinal
  • estreñimiento

Corazón y vasos sanguíneos

  • pulso débil
  • baja presión sanguínea

Sistema Nervioso

  • modorra
  • desorientación
  • coma

¿En qué consiste la dependencia en la metadona?

Como un opiáceo, el uso habitual de la metadona causa dependencia física – si la has estado usando habitualmente (prescrita o no) una vez que dejes de usarla te causa síndrome de retirada. Los cambios físicos debidos a la droga son parecidos a los de otros opiáceos (como la heroína); tos refleja suprimida, pupilas contraídas, modorra y estreñimiento. Algunos usuarios de la metadona se sienten enfermos cuando usan la metadona por primera vez. Si eres una mujer usando metadona es posible que no tengas períodos regulares – pero aún puedes quedar embarazada. La metadona es un opioide de efecto prolongado; tiene un efecto que dura hasta por 36 horas (si estás usando metadona no vas a tener síntomas de retirada durante este período) y puede permanecer en tu cuerpo durante varios días.

Experiencia personales de retirada de la metadona:

-He estado a ambos lados de la retirada, la heroína y la metadona, todo paciente de heroína te dirá lo mismo, como te lo digo; puedo dejar de tomarla en cualquier momento,  pero con la metadona, eso es otra cosa. En 15 años de adicción a la heroína, la he dejado 3 veces, “cold turkey” (total e inmediatamente, sin ayuda ni preámbulos). En 10 años de metadona, jamás he podido dejar la metadona.

Una vez llegué a la cárcel, tuve que quedarme en la cárcel por 72 horas antes de que el juez me pudiera atender. Yo estaba en el piso literlmente vomitando mis tripas. Como 12 horas antes de ver al juez, yo pedí que me llevaran al hospital, simplemente no podía soportarlo. Estaba esposado y viéndome como si tuviera una silla pegada a mi espalda, cojeé hasta la ambulancia. Puesto que no podía levantar la pierna para subirme a la parte de atrás de la ambulancia, la policía me agarró y me levantó de ambos lados y me tiró como un bulto de papas, caí de frente en la cara. Al darse cuenta el doctor de mi condición y que era severa, me dio una inyección de metadona. El alivio fue inmediato.

Me regresaron al recinto y 2 días después estaba en la misma condición. Nunca pasé por infierno semejante en todos mis días.

La intensidad de la retirada de metadona es simplemente abrumante. Nunca podría hacerlo. A propósito, hace como 5 años, un preso entró en convulsiones y al caer, se goleó contra las barras de metal y murió.
-El domingo por la mañana, marzo 30, tomé la última dosis de metadona. Había estado en 80 mgs de metadona por los últimos 6 meses.

Mi doctor, un anestesiólogo, escribe las prescripciones para 125 tabletas. Estas duran 15 días. Yo firmé un contrato con él que básicamente dice que usaré la misma farmacia, que no obtendré medicamentos de otros médicos, y que si se me acaban antes de que pasen los 15 días, simplemente me las tengo que ajustar sin ellas. A mí no me molestó firmar el contrato para nada, y he seguido todas las estipulaciones. Lo llamé el viernes para que me llenara la prescripción de nuevo. No hubo respuesta. Lo llamé de nuevo el sábado. No hubo respuesta. Lo llame a su casa el domingo. No hubo respuesta. El domingo me tomé la última dosis. Yo odio cualquier cosa que tenga tanto control sobre mí. Lo encuentro muy degradante estar dependiendo tanto de un frasco de píldoras.

El lunes llamé a su oficina. Me informaron que estaba de vacasiones esta semana. Entré en pánico… y así entraron los síntomas de la retirada. Al principio me sentí como nervioso, muy inquieto. El doctor me había dicho que la metadona no era adictiva. Eso es contrario a todo y a cualquier cosa que he oído y leído acerca de la droga. Nunca le pregunté por qué me dijo que la metadona no era adictiva. Estaba esperando que nunca tuviera que averiguarlo. Por lo que pasó mi cuerpo durante las siguientes 48 horas fue un golpe severo tras otro. Yo seguí tratando de decirme que simplemente tenía un resfriado. Me arrastré hasta la cama e hice de tripas corazón. Desde luego yo sabía que esto no era verdad, pero yo iba a jugar cualquier juego que tuviera que jugar para pasar a través de esto. Después de la tiritadera, empezaron las contracciones musculares. Sentía como si los músculos de mis piernas y después los de mis brazos fueran bandas de caucho que se estiraban al máximo y luego se contraían en una forma que no era natural. Luego llegaron los sudores, la diarrea, las alucinaciones.

Recuerdo cuando trataba de marcar el teléfono. Era un número al que había llamado miles de veces anteriormente, solo que ahora no lo podía recordar. Ni siquiera podía sostener el teléfono… Se me seguía cayendo. Mis músculos estaban fuera de control. El dolor que me había llevado a la metadona regreso multiplicado. De cierta forma extraña era como si fuera un viejo amigo. Lo conocía bien y lo entendía completamente. La combinación de los síntomas de la retirada y mi dolor eran abrumadores. Mis viejos pensamientos viejos tan íntimos de siucidio empezaron a regrezar.

Ahora ya era el martes por la mañana. Llamé al farmaceuta y le expliqué la situación. Para la 1:10 de la tarde tenía 8 tabletas de metadona. Me tomé las 8 tabletas todas a la vez. En cuestión de unas 2 horas mis músculos dejaron de gritar, mi cabeza se empezó a aclarar, y el dolor empezó a amainar.

Ahora es jueves por la mañana. Aún no me siento del todo yo mismo… pero me siento mucho mejor. El asalto a mi cuerpo había sido en realidad muy traumático… Perdí 7 libras y aún estoy muy tembloroso. La adicción es de hecho una cosa peligrosa y hay que evitarla. Debo admitir que cuando estaba en el climax de la retirada no hay mucho que no hubiera hecho para aliviar los síntomas.


 

¿Cuáles son los problemas de la metodona?

Aquí hay un artículo escrito por dos doctores que responden esta pregunta.

¿Es más posible que te mate la metadona que la heroína?

Por los doctores Marcel Buster & Giel van Brussel, MD

Servicio de Salud Municipal de Amsterdam

Basado en los documentos y análisis de las cifras de mortalidad, el doctor Russell Newcombe concluyó que los programas de metadona como una forma de reducción de perjuicio posiblemente cause más victimas de las que evite. Tenemos dudas sobre si la conclusión acerca de la metadona está completamente justificada. Mirar los escritos  mensionados sobre la metadona le da a uno una visión unilateral del problema. Además, las conclusiones presentadas están más allá de las que los resultados de los análisis establecen. Varios puntos de debate vienen a la mente.

La metadona no es una sustancia inocente; “la dosis de mantenimiento de metadona para una persona es veneno para otra” (2). Un usuario habitual de opiáceos desarrolla cierta tolerancia. Por consiguiente, es popsible que una persona tolerante pueda funcionar normalmente con dosis que serían fatales para una persona no tolerante. También, las dosis de metadona en los casos de entrada inicial al programa tienen que ser evaluadas cuidadosamente. Es prudente empezar con una dosis muy baja que haya que aumentar lentamente en el curso de semanas o inclusive meses. A la entrada al programa se debe evaluar cuidadosamente si un paciente tiene una dependencia a la heroína clara e inequívoca. En los programas de mantenimiento de metadona, la metadona se le administra a personas tolerantes, por otra parte, la tolerancia permanece alta debido al uso diario de la metadona. Por consiguiente, no sorprende que las muertes causadas en el hospital del King´s College por sobredosis de metadona no eran las  de los participantes del programa de mantenimiento sino las de los usuarios “recreativos” de metadona ilícita.

En los casos en los que se usó más de una droga, la droga responsable por la muerte debido a sobredosis es difícil de establecer. Además, la misma droga prescrita por médicos se puede también comparar en la calle. En el setenta por ciento de las muertes causadas por sobredosis estudiadas en Glasgow y Edinburgh se encontró una combinación de drogas diferentes (3).

Drogas prescritas tales como temazepam se encontraron a menudo en las muertes en Glasgow. Sin embargo,  solo en 14 de las 34 personas que murieron en 1992 y que se les encontró temazepam, la droga fue prescrita por sus doctores. Debido a la presencia de otras drogas, no es claro si fue la temazapam la que causó la muerte de estas personas. Probablemente la combinación de estas drogas diferentes fue fatal para ellos. Este también fue el caso con las muertes ocurridas por metadona en Edinburgh. Sin embargo, en Edinburgh, los autores no pudieron determinar si la metadona fue prescrita o no. Tanto Hammersley como Obafunwa reportan que las muertes de heroína/morfina rara vez ocurren en Edinburgh (4). “La reducción de las muertes causadas por soredosis en la Región de Lothian y de Borders en Escocia (LBRS) después de 1984 refleja en parte la estricta supervisión que se llevó a cabo, en especial en el área de Edinburgh”.

“El aumento de las muertes de metadona probablemente se deba a la introducción de una tendencia callejera a usar este agente como sustituto a la heroína”  El autor sugiere que las muertes de metadona se deben pricipalmente al uso de metadona ilícita.

Por consiguiente, estas cifras sugieren que los participantes en los programas de metadona estan en menos riesgo de morir debido a sobredosis. Sin embargo, esto no quiere decir que la metadona sea una sustancia inocente. El alto y creciente número de muertes causadas por la metadona en Inglaterra es alarmante y sin duda alguna necesita mayor atención.  La más alta prioridad debe ser establecer si la metadona que esta causando una muerte ha sido prescrita dentro de un programa de metadona o ha sido comprada en la calle. También se debe evaluar a qué punto en el programa de metadona ocurrió la muerte. Puede ser que los doctores que están dando las prescripciones necesiten mayores instrucciones. El uso de metadona sin supervisión médica puede llevar a riesgos más altos, especialmente cuando se usa como sustituto a la heroína para producir una “traba” en vez de para evitar síntomas de retirada. Los médicos tienen que estar concientes de este peligro y deben asegurarse de que la metadona prescrita (al igual que otras drogas psicoactivas) no terminen en el “mercado gris”.